En New york hay tantos taxis como personas en el mundo, es exagerado. La gente cuando quieren coger un taxi se ponen en medio de la carretera, normalmente en esquinas y levantan la mano, y aunque he exagerado al inicio con el número de taxis, cuando digo «la gente se pone en medio de la carretera» no existe casi exageración. Aún más curioso es ver que los coches casi no pitan, en el tiempo de la pareja que grabé intentando coger un taxi entre una multitud que iban ocupados, solo uno pitó.
Eran las 2 de la madrugada de un viernes, la gente salió en masa de fiesta sobretodo porque ese día hizo muy buen tiempo después de semanas ancladas al invierno. Yo estaba en un bar que hacía esquina, estaba escribiendo el guión de mi primera película junto a mi hot chocolate y no pude evitar distraerme con las personas que intentaban volver a casa en taxi, sí, por norma general a las 2 la fiesta se acabó.
Y no, el taxi no me gusta y es caro, voy siempre en metro aunque eso signifique quedarse tirado en medio de alguna estación. La pela es la pela. Aunque por suerte esa esquina está a 5 minutos caminando de mi casa 😉
Por cierto como me gustan estos finales que parecen planeados y en realidad son fruto de la improvisación de la vida. ¡Que grande LA VIDA!
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