Una chica de Zaragoza se va a vivir a Londres donde estudia un máster, encuentra trabajo, conoce a un chico, se enamoran, se siente completa, feliz. Un día caminando tranquilamente por una calle de su barrio, un vecino demente tira una botella de cristal por una ventana, golpea en la cara de la chica, el vecino seguramente no sabe que ha golpeado a la chica feliz.
Ahora la chica está en Zaragoza, los médicos tienen que decidir si le tienen que poner un ojo de cristal o podrá seguir con el suyo, ha perdido a su enamorado, la vida en Londres y su trabajo, en un segundo un desgraciado ha desgraciado la vida de otra persona que ni conocía, cuando esté recuperada volverá al barrio que le cambió la vida y denunciará a su agresor, aunque no sabe con seguridad quien es, sí, el agresor vive tranquilamente tirando más botellas por su ventana desgraciando la vida de los demás.
Esto nos puede parecer lejano a nuestras vidas, pero mañana puedes ser tu o yo el que camine por esa calle y te cambie la vida un trozo de cristal o incluso podemos ser nosotros los que tiramos las botellas y no es exagerado, hacer guerras, conducir sin precaución, pegar, robar, contaminar, no ayudar, no educar, no pensar, son botellas de cristales que tiramos a diario, incluso más afiladas.
A veces te ganas una vida desgraciada y otras un desgraciado te jode la tuya pero peor es si además vas desgraciando la de los demás, y somos más de los que nos pensamos.
Este es un ejemplo ridículo si lo comparamos con los miles de ejemplos en el mundo, la vida es desgarradoramente frágil.
OTRO PUNTO DE VISTA
Un niño está jugando en el comedor con una botella de cristal, los padres están ocupados con el hermano que se ha abierto la barbilla jugando, el niño de la botella sube a la ventana y la lanza, no es consciente de que está mal hecho, es demasiado pequeño.
La botella golpea la cara de una chica.
Esta versión es inventada pero podría ser cierta.
LA VIDA…FRÁGIL