Conocerás a las vecinas de la ventana de enfrente

Cuando nos preguntan si nos ha gustado una película solemos contestar «que si las interpretaciones de los actores», «que si la historia nos atrapó», «que si…» siempre nos limitamos a criticar las películas por esa hora o más de película que pasamos encerrados con las nalgas empotradas en asientos a veces de dudosa comodidad, y una vez salimos de ver la película hacemos como si no nos afectara en nuestras vidas, pero la realidad es que ya se ha metido en nuestras cabezas y puede hacerte hacer cosas que nunca harías, como nos ha pasado hoy con un amigo al salir de ver la última película de Woody Allen «Conocerás al hombre de tus sueños«.

A partir de aquí voy a escribir algunos detalles de la trama de la película, si no quieres que te fastidie parte de la historia te recomiendo no continuar.

En la película hay un hombre que ve diariamente en la ventana de enfrente de su habitación a su hermosa vecina, un día entablan conversación y a nuestro protagonista no se le caen los anillos (está casado) para invitarla a comer, pasan los días y terminan comprometiéndose.

En un momento he resumido la película y la filmografía entera de Woody Allen ;p

Pues resulta que al terminar la película he ido a casa de mi amigo, al llegar me dice con tono socarrón «ven, ven, que te enseñaré las vecinas que hace 1 o 2 días veo desde la terracita de mi habitación.»

Dicho y hecho, envuelto en la oscuridad de la noche y una sutil luz de lámpara, mi amigo me deja sólo en la terracita observando a sus vecinas en la ventana de enfrente, 3 chicas fumando sentadas en un comedor y con actitud aparentemente de aburridas. Entonces en menos de un parpadero la película de Woody Allen me viene a mi cabeza y no tengo mejor idea que plagiarle en la vida real:

-¡¡HOOOLAAA!! ¿TENÉIS FUEGO?
Grito en medio del silencio nocturno del patio vecinal.

Una de las chicas, la más cercana a la ventana me mira, saluda con la mano, le devuelvo el saludo e insisto.

-¡¿TENÉIS FUEGO?!
Yo no fumo, pero que importa, para darme fuego debería salir de su casa y acercarse a menos de 2 metros entonces ya le diría que era una excusa para ver de cerca sus hermosos ojos.

– HOLA! – me contesta

– HOY HEMOS VISTO LA ÚLTIMA PELÍCULA DE WOODY ALLEN DONDE UN CHICO CONOCÍA A SU VECINA POR LA VENTANA.

Ella con acento francés pregunta.

-¿Y QUE PASSA?

– ¡¡QUE SE CASAN!!

– JAJA, PUES ADIÓS.

Hace broma y continuamos charlando a gritos, mientras se van encendiendo luces de varias ventanas que nos rodean, se dibujan sombras tímidas que se asoman a cotillear.

Entre grito y grito me cuentan que son francesas y el lunes vuelven a sus tierras, les pregunto si salen de fiesta, contestan que si, mi amigo llegado al punto de confort, eso quiere decir que su amigo, osea yo, haga el ridículo solo y si la cosa funciona pues ya se apunta a dar el toque final, así cualquiera ;p

Sale a la terraza y pide su móvil, en realidad mi amigo apareció con un papel con su móvil escrito pero como la chica no tenía super visión no conseguía ver el número escrito con un fino bolígrafo, así que sin cortarse ella misma a gritado su número al aire, a lo mejor consciente de que si nosotros no llamamos tenía posibilidades de que otro vecino lo hicera.

Mi amigo apunta el teléfono y llama, Alicia, así se llama la simpática vecina, descuelga el teléfono y mi amigo sin que se le caigan los anillos (sobretodo porque está soltero) propone:

– Quedamos para después de cenar a medianoche?
– Claro y por que no.

y yo, amigos mios, me he tenido que ir de Barcelona porque me esperaban lejos de allí, he dejado a mi amigo con tres francesas que no conoceré más allá de una ventana, y como si yo fuera la típica voz en off de las películas de Woody Allen me podéis imaginar en el tren con la mirada perdida entre la multitud de personas sentadas en asientos a veces de dudosa comodidad, cada una esperando llegar a su destino sin aprovechar el gran momento que nos brinda la vida para conocernos sin ventanas interponiéndose.

Y así termina la historia sin saber que pasó con mi amigo, como también terminan las películas de Woody Allen ya que la vida es así, la terminas sin saber que pasará, pero teniendo muy claro que una película ya no sólo te gusta por esas dos horas con las nalgas compungidas, sino por lo que puede producir en tu vida. Para un director, al menos para mi, que una película no sólo te llegue emocionalmente sino que te produzca un cambio en tu vida y además tan mágico, es lo máximo que se puede desear en nuestra profesión.

A partir de ahora cuando deba contestar si una película me gustó, voy a pensar que sucedió las horas siguientes de verla.

Epílogo

Hace años viajé por Andalucía, solitario durante un mes de una ciudad a otra, conocí a mucha gente tanto andaluces como italianos, franceses y alemanes… cuando me preguntan que parte me gustó más no puedo evitar contestar Almeria o Jerez de la Frontera, y cuando me preguntan por qué, se descubre que lo que más me gustaba no eran sus calles, sus fiestas o arquitectura, sino las personas que conocí en ellas.

Con la última película de Woody Allen me pasa lo mismo ¿Me gusta la película? Sí ¿Por qué? por lo que viví después de verla pero que sin la película no lo hubiera vivido y seguramente pasó lo mismo con Almería, si no hubiéramos coincidido en las fiestas y sus playas difícilmente se hubieran unido lazos de amistad tan fuertes.

Por esto es difícil predecir si una película gustará o no, necesitaríamos información de la vida de cada espectador y que la viera justo en el momento adecuado de su vida, a lo mejor por esto hay películas que no gustan en su época y luego se vuelven de culto, como en su momento la Torre Eiffel fue tal disgusto que la quisieron derrumbar y ahora es insignia de París.

the end.

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