«Existía una aldea que nunca tenía sol porque una gran montaña le hacía sombra, entonces los niños crecían ratíquicos, hasta que un día el mas viejo de la aldea se fue con una cucharita, y los otros otros le preguntaron:
-¿Dónde vas viejito?
-voy a la montaña
-¿Y que vas hacer?
-voy a mover la montaña
-¿Y con que la vas a mover?
-con esta cucharita
-jaja, nunca podrás.
-si, nunca podré, pero alguien tiene que comenzar.»
Este cuento también lo refleja la película Mar Adentro, cuando Ramón Sampedro pregunta porque tiene que ir al juicio para defender su derecho a morir si no le servirá de nada, y su madre le contesta: «si, a ti no te servirá pero si a los que vengan detrás.»
Tenía un profesor que decía: «si por donde tu vas todos vienen en dirección contraria, alguien de los dos está iendo en la dirección equivocada». El profesor utilizaba la frase para decirle al alumno que como el estaba sólo se estaba equivocando, imagino que Einstein estuvo muy solo, Gandhi también, igual que el hombre de la cuchara que quería mover la montaña pero cuando demostraron tener razón todo el mundo se puso a su dirección. Eso es de cobardes pero el ser humano en general es un cobarde.
Tampoco seamos soñadores, muchas de las personas que salen con la cuchara se quedan en el camino sufriendo y muriendo en el intento que nunca nadie le hizo caso, pero lo importante al final, cuando el mundo desaparezca por cualquier meteorito, por el fin del sol, un virus o lo que sea, en tu vida lo más importante será que hayas disfrutado, vivido, realizando lo que querías y no porque crees que lo tenías que hacer, aunque el problema actual es que hoy en día la gente no sabe ni que carrera estudiar pero si a que discoteca ir, así difícilmente la gente será feliz, vivirá haciendo lo que la marea le arrastra mientras otros con cucharas son los que mueven la marea (tanto para bien como para mal).
El cuento lo escuché en un vídeo de ALEJANDRO JODOROWSKY en «La belleza de pensar» minuto 1:40