Está mal que desde el 19 de marzo no haya dedicado tiempo a escribir, ¿pero por qué está mal?
Escribir me ayuda a autoanalizarme, ha desenvolupar mi mente y mi persona reflexionando sobre lo que escribo, y el hecho de compartir mis pensamientos con vosotros me ayuda a rectificar o encontrar nuevos caminos de crecimiento, además de disfrutar de una de las funciones primordiales de la felicidad: COMPARTIR
He caído en las redes del trabajo y el entretenimiento,el tiempo me consumía y dejaba lo importante por lo urgente, sin darme cuenta que lo importante se volvería urgente, una cadena interminable que no me dejaba alcanzar el tiempo suficiente para dedicarme a mi, para encontrarme:
- ¿que estoy haciendo?
- ¿que camino estoy tomando?
- ¿estoy haciendo las cosas bien o mal?
No tenía tiempo para pensar, era importante hacerlo pero tenía urgencias por terminar, ya pensaría en otro momento…
Sin darme cuenta abandoné el camino DE LA felicidad.
Al principio creía que terminando las cosas urgentes estaría mas cerca de la felicidad, hacía mil cosas sin dedicar el tiempo adecuado para la buena realización de las tareas, siempre pensando en llegar al final para luego sentirme feliz al disfrutar de esa finalización, pero cuando llegaba al final no tenía tiempo de disfrutar, de ser feliz, ya que tenia otra urgencia para realizar, así que me apunté en la agenda un día para ser feliz, que seguramente desplazaré por otra urgencia.
Entonces recordé que en tiempos pasados todos los días era feliz, que a esa felicidad llegaba gracias a la realización de las cosas importantes dedicando todo mi amor, aceptando que las urgencias son menos urgentes que lo importante.
Entonces me di cuenta que me había desplazado del camino DE LA felicidad hacía el camino A LA felicidad, y la felicidad no es un objetivo, es un trayecto, y el objetivo de este trayecto es vivir en armonía contigo mismo y el entorno.
¿Porque me había desplazado de ese camino como multitud de personas?
Se me sumaron tareas y no supe organizarme, empecé a realizar las urgencias compulsivamente, sin darme cuenta que la solución a mi estrés e infelicidad simplemente consistía en dedicar un tiempo a pensar si lo que estaba haciendo estaba bien o mal.
Seguramente si en nuestras vidas pensáramos si hacemos las cosas bien o mal, el mundo sería muy diferente al de hoy en día, pero se me caen lágrimas cuando escucho a personas decir que lo importante no es si lo estás haciendo bien o mal, lo importante es si te va bien a ti, en definitiva: INTERESES EGOISTAS.
He pensado, y creo que hago bien volviendo a escribir.
Vuelvo al camino de la felicidad ¿y vosotros, sois felices o estáis esperando serlo?