Si tienes un hijo que se ducha cada día, y ha estado nueve días fuera, llega a casa, se pone a dormir y el día siguiente cuando se levanta, en la mesa, comiendo, empieza a contar su historia: como han ido esos 9 días y de repente la madre dice, «a ver si te duchas», cortando las experiencias que quería contar su hijo, que quería compartir con ellos, pues es lógico que no exista comunicación.
Padres de todo el mundo, la comunicación consiste en escuchar y procesar en el cerebro lo que tu hijo te quiere contar, que más tarde exiges que te cuente cuando en su momento no lo escuchaste y le hablaste de obligaciones que por si solos ya hacen o hacemos.
Preocúpense del interior de sus hijos no del exterior.