En mi corta vida me he encontrado multitud de gente que presume de su nacionalismo, de su raza, de su cultura indignándose cuando le quieren cambiar alguna tradición, sin recordar que en la vida de sus bisabuelos, esa tradición que tanto defiende se implantó con las respectivas quejas de los nacionalistas de esa época.
Me siento triste cuando en mi tierra defienden el «pa amb tomaquet» (pan con tomate) como producto catalán de toda la vida, ¿pero el tomate no vino de fuera de nuestras tierras? entonces aceptamos lo que se introdujo cuando no vivíamos pero rechazamos todo lo que ahora acecha un cambio en nuestra cultura… ¿tenemos miedo al cambio?
Lo mas gracioso es que si ahora aceptáramos una de las fiestas de los árabes como día festivo, con el tiempo nuestros hijos o los hijos de nuestros hijos van a defenderlo como identidad cultural, incoherencia nacional generacional.
Cataluña, la autonomía donde vivo forma parte de España, pero hace un tiempo descubrí en la zona de Girona unos carnés piratas donde presumían de ser el carné oficial de Cataluña, era gracioso ver como los dueños presumían de su identidad, «soy catalán has visto, jijiji», «que pícaro que soy, jijiji»… no entiendo su felicidad en su nacionalidad, en su patriotismo, cuando muchos de ellos son hijos de andaluces que vinieron a vivir en Cataluña por trabajo, por no decir que los romanos en su tiempo también nos conquistaron por lo que seguro que esos rizos a lo mejor son italianos, resumiendo: ¿cuando se defiende la cultura catalana están defendiendo las anteriores culturas? creo que no, me da la sensación que creen que Cataluña siempre fue como es ahora, que la gente apareció en Cataluña por arte de magia y siempre estuvieron los mismo. Siento comunicaros, que somos un refrito de culturas, que por desgracia los políticos manipulan para hacernos distanciar de las otras culturas, creando rivales, enfrentamientos innecesarios, la cultura sirve para el crecimiento de la sociedad no como una identidad inamovible, de la misma forma una lengua su funcionalidad real es entendernos y no identificar una cultura, puedes hablar catalán y vivir en cuba sin conocer ni vivir como la cultura catalana. Apostamos en estándares de videos, de comunicaciones, de televisión y móviles pero no de lenguas, preferimos nuestra lengua antes que la comunicación global, si eso es la cultura catalana entonces yo no soy catalán, por eso mi carné pirata dice:
«ciudadano del mundo, con ilusión de conocer lo bueno de todas las culturas y adaptarlo a la mía.»